jueves, 22 de noviembre de 2012

Sin trabajo, no habrá paz

Los pasados días 14 y 15 de noviembre, la CNT realizó dos actos de boicot contra el equipo rector de la Universidad Carlos III de Madrid: uno en el Campus de Puerta de Toledo, coincidiendo con la jornada de paro general de 24 horas, y otro al día siguiente, durante la clausura del II Congreso de Cultura de Paz. Seguimos exigiendo la readmisión del delegado de nuestra sección sindical y de todos los trabajadores despedidos que estén dispuestos a luchar desde abajo y seriamente por defender sus puestos de trabajo.

Al igual que ocurrió el pasado 29-M, durante la jornada de paro general del 14 de noviembre la CNT decidió hacer acto de presencia en la Universidad Carlos III para denunciar la política de precariedad laboral y el abuso sistemático de los derechos de los trabajadores llevados a cabo por el equipo rector de esa institución académica. Esta vez el lugar elegido para instalar el piquete informativo fue el nuevo campus de Puerta de Toledo, símbolo del despilfarro y el afán ostentador del rector Daniel Peña y su equipo de sátrapas, a los que no les da vergüenza invertir millones de euros en unas instalaciones absurdas, al tiempo que despiden a trabajadores que, como nuestro compañero, han dedicado años de su vida a desempeñar tareas administrativas en esta universidad.

Un grupo de unos cuarenta militantes de CNT permaneció desde las 12 del mediodía informando sobre nuestro conflicto sindical a los viandantes, a varios trabajadores y a los pocos estudiantes que cursan alguno de los costosísimos másteres que se imparten en el antiguo Mercado de la Puerta de Toledo. El objetivo era señalizar en pleno centro de Madrid ese "campus centro comercial", prototipo del modelo de universidad mercantilizada en la que los distintos gobiernos centrales y autonómicos, a través de sus lacayos en los rectorados, han conseguido convertir nuestras universidades públicas. Un modelo de universidad donde la competición contra el prójimo se impone sobre el intercambio de conocimientos, y donde no importa pisotear los derechos de los trabajadores o excluir a los estudiantes con menos recursos a cambio de ascender unos peldaños en estúpidos ránkines internacionales.

En un momento durante la concentración a las puertas del Campus Madrid-Puerta de Toledo, dos empleados de seguridad que custodiaban el principal acceso al edificio de la UC3M atacaron con sus porras a un integrante del piquete de CNT. No tenemos certeza de ello, pero teniendo en cuenta el talante fascista que el rector Daniel Peña ha demostrado últimamente con nuestro sindicato, enviando incluso a la Policía Nacional a disolver piquetes nuestros, no nos extrañaría que hubiese trasladado órdenes a sus empleados de seguridad  de que utilizasen la fuerza contra cualquiera que afeara la imagen pública de su flamante "universidad-mall". También desconocemos si los empleados de seguridad, acostumbrados a pasar horas en sus garitas viendo películas de Chuck Norris o imágenes de policías apaleando impunemente a manifestantes, se pensaban que íbamos a quedarnos de brazos cruzados mientras agredían a un compañero nuestro. Lo único de lo que estamos seguros es de que,  desde el pasado 14 de noviembre, se lo pensarán dos veces antes de volver a sacar sus porras contra alguien que esté defendiendo los derechos de los trabajadores.



Un día después de la jornada de paro, el pasado día 15 de noviembre, el Sindicato de Enseñanza e Intervención Social de CNT volvió a hacerse presente en la Universidad Carlos III, demostrando que, para nosotros, la lucha por la dignidad de nuestro trabajo y la solidaridad con los compañeros en situación más vulnerable es un tarea diaria y constante, no una cuestión de un día de paro, manifestación y luego cañas. En el Edificio del Rectorado del Campus de Getafe se celebraba el acto de clausura de un evento académico de nombre hipócrita: II Congreso Cultura de Paz. El ex subsecretario de Educación y Ciencia del dictador Francisco Franco, don Federico Mayor Zaragoza, junto al alcalde de Getafe y ex director de la fundación fascista FAES, don Juan Soler, se preparaban para el consuetudianrio reparto de palmaditas en la espalda con la muy progresista y pluriapellidada vicerrectora de Igualdad de la UC3M, doña Pilar Azcárate Aguilar-Amat. El rector de la universidad, aunque estaba previsto en el programa, excusó finalmente su presencia en el festín de palmoteos, quizá porque el restaurante en donde la UNESCO y la UC3M convidaban a la cena de después no era del suficiente postín para su paladar excelente.

A las 8:15 p.m., y después de una hora de tediosa espera escuchando las barrabasadas eurocéntricas y racistas del señor Mayor Zaragoza, siete compañeros del sindicato de Enseñanza de CNT se subieron al estrado a reclamar la readmisión de los trabajadores despedidos. La vicerrectora, "ante la situación que se generó", declaró clausurado el congreso antes de tiempo, y nosotros nos fuimos de allí con la conciencia tranquila por haber boicoteado el memorable intercambio de flores que se avecinaba.



Entre los meses de febrero y octubre de 2012, la plantilla de la Universidad Carlos III de Madrid se ha visto reducida en más de trescientos trabajadores, la mayoría personal perteneciente al colectivo del PDI asociado. También han sido despedidos 17 trabajadores de administración y servicios con contratos temporales. El próximo mes de diciembre finalizan los contratos de varias decenas más de administrativos interinos, personal docente y trabajadores vinculados a proyectos de investigación. Sus contratos, que antes se renovaban por un año o dos, la última vez se han renovado por seis o tres meses, lo que hace temer que en diciembre muchos de ellos se quedarán en la puta calle. Frente a ese brutal recorte de plantilla, la acción más contundente que han ideado los sindicatos electoralistas de la UC3M (CCOO, UGT y CGT), a través de la llamada Plataforma Intersindical, ha sido una campaña de recogida de firmas para pedir al rector más transparencia en su gestión. Los liberados de esos sindicatos, junto a los que hacen méritos para trepar en las estructuras y llegar a serlo, siguen esmerándose en manipular las pocas asambleas de trabajadores que convocan, desvirtuando desde el estrado cualquier propuesta de reacción colectiva y contundente a este ERE encubierto que se está realizando en nuestra universidad. Además, desvían voluntariamente la atención hacia conceptos como los recortes de la Comunidad de Madrid o del Gobierno Central, en vez de centrar la acción contra quien tienen delante, un rector que, aparte de despedir y explotar a los trabajadores de la Universidad Carlos III, fue el único de los de la CRUMA que pidió expresamente a los sinvergüenzas del gobierno regional una subida de tasas lo más elevada posible en los títulos de grado, impidiendo así continuar sus estudios en nuestra universidad a un buen puñado de estudiantes que no han podido afrontar este curso los pagos de unas matrículas obscenas. Además, todos los que trabajamos dentro sabemos que la autonomía universitaria concede una gran flexibilidad a los equipos rectores a la hora de gestionar las políticas laborales de la universidad y que la Universidad se sigue gastando ingentes cantidades de dinero en mamarachadas, por lo que son ellos los principales responsables de cada uno de los despidos que se producen en nuestros centros de trabajo.

¿Por qué, entonces, los sindicatos CCOO y UGT en la UC3M se empeñan en desviar la atención de los trabajadores hacia el tema de "los recortes en educación" en vez de centrarse en luchar contra quienes explotan y despiden a sus compañeros delante de sus narices? ¿Por qué, a lo sumo, convocan un día una concentración con silbatos y cuchufletas en la puerta del rectorado, bajo el lema "contra los recortes", en vez de paralizar la universidad y exigir seriamente la readmisión de todos los trabajadores despedidos? ¿Por qué, encima, a quienes les afeamos su cobardía, nos acusan de desunir a los trabajadores, de ir contra la "unidad de acción" y cosas por el estilo? Desde la CNT hace muchos años que tenemos bien claros los motivos. Los liberados de los sindicatos de concertación, con la ayuda encomiable de sus afiliados disfrazados de "sectores críticos", no quieren perder sus privilegios como garantes de la paz social en nuestros centros de trabajo. Y si para ello tienen que decir adiós con la manita a compañeros de trabajo suyos despedidos o pactar peores condiciones laborales a escondidas con empresarios o directores de recursos humanos, pues lo harán. Porque en el momento en que los trabajadores se organicen contra quienes en su ámbito más cotidiano los exprimen y los despiden (en este caso el rector de la universidad y su equipo directivo) y vean que con la huelga, la acción directa y la unión entre iguales se consiguen los objetivos (la readmisión de los despedidos y una mayor estabilidad laboral), sus figuras de intermediarios, de negociantes, quedarán definitivamente obsoletas. Serán las asambleas de trabajadores las que soberanamente impondrán sus condiciones y todos estos señores de chaqueta de pana y chalet adosado perderán su fuente de ingresos y sus prebendas.

Por eso, desde esta pequeña aldea de galos que es nuestra sección sindical en la Universidad queremos hacer un nuevo llamamiento a los trabajadores de la Carlos III para que estén unidos, para que se organicen sin jefes ni gente que viva de hacer de representantes suyos y planten cara como se merece a esa caterva de descerebrados que dirigen nuestra universidad. Que no llegue el día en que tengamos que volver a casa con nuestro certificado de empresa en la mano, a explicarles a nuestros hijos que nos hemos ido de esta universidad pública sin haber luchado por lo que es suyo.

También al rector Daniel Peña Sánchez de Rivera y a todo su séquito de los mil apellidos le decimos una cosa bien clara: no vamos a detener este conflicto sindical hasta que los trabajadores despedidos afiliados a nuestro sindicato sean readmitidos en sus puestos de trabajo con un contrato estable y digno. Y que se palpe bien la ropa antes de poner a la calle a ningún trabajador más, porque todavía no ha visto ni un ápice de lo que en nuestro sindicato somos capaces de hacer para dejar en evidencia a un patrón como él.

Si sigue desatendiendo nuestras legítimas reivindicaciones y amenazándonos con denuncias, empleados de seguridad y policía, desde CNT entenderemos que quiere la guerra. Y si alguien quiere guerra con CNT, puede estar seguro de que la tendrá.




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